Música para el Alma

Música para el Alma
La magia del Conjunto de Sonidos (Joaquín Cáceres)

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Vuelo hacia La Libertad

Vuelo hacia La Libertad


Cuando el viento sopla con fuerzas los volantines tiñen el cielo. Yo tenía un volantín amarillo que parecía querer tocar el sol. En las afueras de Lontué salí a encumbrarlo en medio de un potrero. El volantín llegó tan alto que apenas podía verlo. Estaba sola a mitad de la nada, sólo con el viento primaveral y mi volantín amarillo. Escuché el silencio, sentí la tensión del hilo que impedía a mi volantín escapar, sentí placer por la quietud en mí. Ahora en medio de Santiago me gustaría volver a sentir lo que esa tarde sentí con mi volantín amarillo.


Quería mandar esto a Santiago en cien palabras pero lo escribí como 2 días antes de que se cumpliera el plaso y no tuve el tiempo de mandarlo... para el próximo año será :)




martes, 27 de noviembre de 2007

Yo No Seré Como Los Demás

Y el sol salía y sus rayos quemaban como el mismo fuego en su piel. No era capaz de dilucidar si el calor era real, o si sólo era una reacción al frío que lo invadía por dentro. Intentó moverse, intentó hablar, intentó mirar… pero no fue capaz de caminar, no fue capaz de emitir un sonido, una palabra, no fue capaz de abrir los ojos y ver el fulgor del sol que ardía sobre su piel. Sintió un leve cosquilleo sobre su mejilla, algo húmedo que cruzaba su rostro y caía por su cuello… caía al suelo y desaparecía y caía y caía.
Estuvo allí por horas, tal vez días… sin poder moverse, sin poder escaparse del ardiente sol… pero no sentía calor, a pesar de que sentía que su piel se quemaba, no sentía calor… sentía frío, un frío tan inmenso que lo inmovilizaba y casi no lo dejaba respirar.
Y sólo fue entonces, que luego de meses de postración sobre la tierra, de ríos que caían por sus mejillas y desaparecían luego bajo su cuerpo, que comprendió. Nunca había sentido nada, el vacío lo congelaba. ¿Cómo podía querer moverse si nunca había llevado a cabo sus ideales?, ¿Cómo podía querer hablar si nunca había concretado el mas puro sentimiento con un “te amo”? ¿Cómo quería poder mirar si nunca había mirado la belleza a la cara?
Sólo entonces fue que el sol desapareció, por fin fue de noche y las estrellas comenzaron con su baile en el cielo, por sobre su cuerpo inmóvil, que tan sólo yacía ahí, sin hacer nada por él ni por los demás. Un cuerpo más en aquel desierto, un cuerpo más de los miles que yacían allí, sin cuestionarse el por qué de sus sensaciones, el por qué de su inmovilidad, el por qué de su existir sin sentido… Fue ahí cuando vio las estrellas en su interior, fue cuando abrió los ojos y fue capaz de moverse, fue cuando fue capaz de hablar y decir las primeras palabras sinceras que pronunciara: yo no seré como los demás.